HOMENAJE A LOS PADRES
En mi anterior post, de principios de este mes, "del amor y la ternura", dedicado a las madres, decía que, en su momento hablaría también de los padres y ahora pienso, ¿ por qué esperar a un día conmemorativo, como en el caso de las madres ?, ¡me parece mucho esperar a marzo del próximo año!, así que ahí va mi homenaje a los padres.
Acostumbro mucho a hacer introspección para tener referencias y luego, generalmente, encuentro, en la experiencia de los demás, muchos puntos de coincidencia que me sirven para generalizar ciertas conductas y sentimientos.
No obstante, no cabe duda que, con los tiempos, los roles de los padres y de las madres han cambiado mucho y los recuerdos afectivos, ligados a esos roles, tienen ya connotaciones específicas, para cada una de las distintas generaciones, pero, de lo que no hay duda, es de que los padres no ocupan menor lugar y significado en nuestras vidas que el que ocupan las madres, antes y ahora.
No obstante, no cabe duda que, con los tiempos, los roles de los padres y de las madres han cambiado mucho y los recuerdos afectivos, ligados a esos roles, tienen ya connotaciones específicas, para cada una de las distintas generaciones, pero, de lo que no hay duda, es de que los padres no ocupan menor lugar y significado en nuestras vidas que el que ocupan las madres, antes y ahora.
Tomo como referencia mis propias experiencias.
De los recuerdos que tengo de mi padre (fallecido hace varios años), lo que más ternura despierta en mi, es rememorar los paseos que daba con él los domingos por la mañana y los trayectos que hacíamos diariamente juntos, andando, cuando el iba a trabajar y de paso me dejaba en el colegio; me proporcionaba un enorme placer sentir mi mano pequeña sostenida por su mano grande, segura, cálida, protectora...Ir con él me llenaba de satisfacción, me sentía importante a su lado.
He sido una niña muy curiosa y preguntona, y para mí, mi padre era "un sabio", la "enciclopedia", la fuente del conocimiento (entonces no teníamos los medios de información de que hoy disponen los niños). Todas mis preguntas tenían respuesta y una paciente explicación, sobre plantas, aves, el sistema solar, el cosmos... ( recuerdo el típico ejemplo de coger una naranja en una mano, haciéndola girar, y con la otra una vela, para explicarme la sucesión de los días y las noches en las diferentes partes de la tierra). Y, cuando íbamos al puerto, me explicaba las mareas, porque los barcos flotaban....¡Me parecía que el mundo no tenía secretos para mi padre!. También me enseñó que era importante que consultara y manejara el diccionario (teníamos un ESPASA ) y sus tomos llegaron a convertirse para mí, además de los cuentos que me regalaban, en libros de entretenimiento, en ellos, además de aprender vocabulario, me aficioné a la pintura; me fascinaban aquellas láminas que reproducían famosos cuadros del Museo del Prado: de Velázquez, Goya, Zurbarán, El Greco, Tiziano, El Bosco... Recuerdo, que había una excepción, me horrorizaba mirar la lámina del cuadro de Goya "Saturno devorando a sus hijos", y menos mal que estaba reproducido en blanco y negro y a pequeño tamaño.
Cuando tenía que estudiar esperaba con ansia el regreso de mi padre a casa, después de su jornada de trabajo, para que me enseñará las matemáticas, la geometría, y me ayudara con los problemas. Me gustaba estar sentada a su lado y escuchar sus explicaciones. También recuerdo que a veces se le agotaba la paciencia conmigo cuando no conseguía que resolviera los problemas y es que yo debía ser muy torpe con los números.....Aún hoy es el día que no me gustan las matemáticas, siempre las aprobé a trancas y barrancas y "asociándome" con los listos de la clase.
Otra cosa que admiraba de mi padre era su capacidad para recomponerlo todo y restituir a la casa su esplendor cuando lo perdía, ¡era un auténtico manitas!, hacia de fontanero, de electricista, de pintor, restauraba muebles, e incluso "construía" cosas y aparatos; nos hizo un radiador que consistía en una serie de resistencias entre una especie de aspas de metal que daba un calor estupendo; hizo una nevera ( cuando aun casi no existían) que venia siendo como un pequeño armario con material aislante en el interior y bandejas de chapa de metal, que tenía su desagüe y una bandeja de metal, en la parte inferior, para recoger el agua del hielo derretido (entonces se compraban barras o trozos de hielo para meter en la nevera). Pero de todos sus "inventos" el que más me gustó, cuando ya era adolescente, fue el de una radio muy rudimentaria llamada galena que había que escuchar con unos auriculares en forma de diadema; por las noches, cuando mis padres salían, me encantaba conectarme porque oía hablar a los marineros de los barcos y también alguna emisora. Para mi aquello era un adelanto tecnológico. (Podeis encontrar en Wikipedia, en que consiste la radio - galena, y además se explica como se hace una. Os recomiendo esta curiosidad a los que seáis aficionados a los aparatos antiguos ).
En lo de ser "manitas" (muchas cosas que se hacían entonces era debido a que la escasez económica de la posguerra llevaba a las personas a ingeniárselas como podían y a poner mucha "mano de obra" propia para economizar, o bien porque se estaba más en casa, se disponía de mas tiempo y era casi un entretenimiento) hay algo que, desde que fui mayor, me enternece siempre que lo recuerdo, pero que de niña no supe entender cuanto de amor y dedicación puso mi padre en lo que ahora os cuento. Yo soñaba con tener una bicicleta (tendría seis años), siempre estaba pidiéndola y nada. Por fin me la trajeron los Reyes, de entrada grite con emoción ¡¡una bicicleta!! Por fin la tenía. Pero cuando me acerque y me puse a examinarla, empecé a llorar porque no tenia "brillos" (niquelados) y el color era feo y opaco (verde mate), no tenia escudos impresos, ni adornos... Mi padre se entristeció con mi llanto. Luego me fue pasando y la disfrute. Años después supe que mi padre compró una bicicleta de segunda mano y que debía estar algo oxidada (con razón no tenia el brillo) y la restauro y pinto, seguramente con la pintura que encontró más disponible. Ahora me llena de amor y de ternura el pensar con que ilusión la adquirió y el tiempo y el cariño que dedico a restaurarla para que yo tuviese una bicicleta. Todavía me enternece este recuerdo porque nada hay mejor que aquello que tus padres hacen por ti con cariño. Igual que los vestiditos que me hacía mi madre, como el de la foto que era de organdí blanco con pequeñitas motitas rojas, ¡aun lo recuerdo!
Por otra parte a mi padre lo consideraba un "héroe" ya que durante la guerra civil (entonces era novio de mi madre) fue naufrago de dos barcos de guerra y se salvo gracias a su resistencia física. Del primero (que fue bombardeado y hundido en el Mediterraneo) se salvo a base de estar nadando durante muchas horas, hasta que lo recogió un barco inglés, cuando ya estaba a punto de desfallecer. Del segundo, otro barco hundido en el Cantábrico, no solo logró salvarse él sino que libro de la muerte a un fogonero al que una escotilla cerrada impedía salir a cubierta. Era un gran nadador. A pesar de la admiración que sentía por él, no podía evitar el sufrir también cuando de niños nos llevaba a una playa muy bonita pero totalmente salvaje, con unas olas impresionantes, y él se alejaba nadando mar adentro, hasta que casi lo perdíamos de vista; yo no me apartaba de la orilla, junto a mi madre, y lloraba hasta que volvía porque, aunque sabía que tenía mucha resistencia nadando, temía que le pasara algo. Después me cogía en brazos y me zambullía con él en las olas para quitarme el miedo. El caso es que, en ciertas playas, las olas me siguen impresionando y soy una nadadora mediocre, mediocre.
Jamás le oí contar "batallitas" de la guerra (lo que sé de sus naufragios, me lo contaron mi madre y mis abuelos). Era callado y muy reservado en temas de política, quizá porque la guerra le hizo vivir situaciones muy desagradables y delicadas a su familia. Creo que la guerra dejo una huella muy profunda en mi padre pues nunca le oí mencionar nada de esta época de su vida. Yo tampoco quiero hablar de este tema, pues no viene al caso, mas que para indicar que los sucesos de nuestra vida, en ocasiones, dejan huellas perdurables. A mi me la dejo mi padre de una manera muy positiva. Era discreto, no le gustaba discutir, en las reuniones familiares o de amigos, escuchaba y esperaba a que se calmaran los ánimos y, finalmente, daba su opinión objetiva y serenamente, si se la pedían, pero jamás se entrometía en los debates acalorados.
Sus ideas liberales me enseñaron mucho. A respetar las ideas de los demás, a pensar que no estamos en posesión de la verdad, a que todo es relativo a las circunstancias y experiencias de cada uno, a que no hay que imponerse a nadie, a que nadie es más que otro por tener más sino por ser una buena persona, por saber utilizar nuestros talentos y, sobre todo, por saber compartir y ayudar.
El rol de mi padre, en la época de mi infancia y juventud, representaba la protección y la seguridad, la transmisión del conocimiento y de actitudes positivas en la vida, la autoridad y el soporte económico, la garantía de bienestar en el hogar y de la felicidad de mi madre. La propia felicidad de mis padres, como pareja, era, en mi mundo de niña y de adolescente, lo que mas anhelaba y lo que me hizo sentir más segura y feliz.
En cuanto a la elección de carrera, el estudiar fuera de casa (entonces no era corriente que las chicas salieran a otra ciudad para estudiar, quizás por razones económicas y ser las familias muy numerosas; en todo caso eran los chicos los que iban a la universidad) y a la decisión de irme a trabajar lejos de Galicia, a los 24 años (no encontraba en mi ciudad trabajo de mi profesión), al pedirle opinión a mi padre, no me dio más consejo que el de que sopesara primeo los pros y los contras y que luego adoptara, con responsabilidad, mis propias decisiones, puesto que era mayor de edad y era yo la que debía forjar mi futuro, sin ninguna presión por su parte. Esto me ayudo mucho a madurar y a ser responsable.
No voy a contar nada más de él. Envejeció y murió como vivió, con sencillez, con discreción... Sin quejarse nunca por nada. Era un hombre bueno. Le he querido mucho y me hace feliz recordarlo
Los padres, como las madres, cada uno en su medida, dejan una huella muy grande en nuestras vidas, por el amor y la ternura que nos profesan.
Actualmente, y como decía al inicio de esta página, los roles del padre y de la madre han evolucionado mucho y no son ya tan diferenciados como lo fueron en mi niñez.
Hoy el padre y la madre, cuidan a los hijos por igual, los dos aportan ingresos, los dos trabajan fuera de casa, los dos están capacitados para apoyar los deberes escolares de los hijos; para ir al colegio, a los niños los lleva un autobús; las salidas de domingos o festivos la hacen todos juntos; el "manitas" ya no es el padre pero tampoco la madre, no tienen tiempo, sino que son empresas de servicios las que hacen las reparaciones domésticas; las madres ya no hacen vestiditos a sus hijas; las ideas, las actitudes y los valores, los transmiten ambos padres por igual... El papel importante que han tenido los padres y los maestros en la socializacion del niño hasta ahora, hoy se esta transfiriendo, de forma vertiginosa, a los medios de comunicación, y no precisamente de una manera positiva, debido a la falta de contenido e influencia perniciosa, en bastantes casos, de los "modelos" que ofrece la sociedad, consumista y falta de valores, salvo honrosas excepciones.
Por otra parte, y por diversas razones (separaciones, divorcios, madres solteras, etc.) hoy son muchas las llamadas familias monoparentales, en las que una sola persona, hombre o mujer, tiene que duplicar los roles hasta ahora repartidos entre la pareja. Y lo hacen bien, casi heroicamente ya que prescinden, en la mayoría de los casos, del necesario amor de pareja que actúa como beneficioso soporte en la difícil tarea de educar y de criar a los hijos.
¿Qué opináis de todo ésto? ¿Creéis que las parejas actuales comparten al cincuenta por cien la crianza y educación de los hijos y la atención al entorno doméstico?
Un recuerdo cariñoso para los padres que ya no están, y un abrazo y un besazo para los padres que estáis "ejerciendo" de tales. Con todo mi amor, con toda mi ternura...
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De las madres.
http://www.jubiladajubilosa.com/2007/05/del-amor-y-la-ternura.html