Este post se lo dedico a Manuel José Díaz Vázquez, escritor.
Vino de Ribeiro y empanada.
* Ahora toca prosa.
No esta mal la alternancia, y lo mismo que a una de cal le sigue otra de arena, a una de poesía le sucede otra de prosa. Os dejé muchos días en mi blog, contemplando el mar con unos "haikus" de declaraciones de amor... Pues bien, ahora toca ser más prosaicos e irse de "tasqueo" a "tomar unas tazas".
Ir de tasqueo, "ir de tazas" es algo muy de Galicia, o era antes mucho más que ahora. Las tascas típicas tenían el suelo de piedra, donde se escanciaba el vino de Ribeiro, tinto o blanco, directamente del barril a unas jarras blancas de porcelana o de barro (menos frecuentes) recubiertas de mimbre. El escanciado y el rebosar de las tazas que vertían constantemente al inclinarlas para beber, mojaban el suelo,humedeciéndolo, lo que obligaba a tener que echar serrín de cuando en vez.
Hace poco tiempo (ahora estoy retomando muchas viejas costumbres, lo cual debe ser fruto de la jubilación y de la nostalgia que dan a la edad las vivencias perdidas) que he vuelto a frecuentar las tascas (con preferencias sobre bares, cervecerías, cafeterías o pubs) sobre todo las viejas tascas "enxebres" (típicas) que a modo de reliquia, quedan en la ciudad, en las que degustar un Ribeiro fresco de barril, acompañado de una "tapa" de empanada, queso gallego, chicharrones o simplemente tortilla de patata, popular en todo el territorio patrio.
Ir de tasqueo, "ir de tazas" es algo muy de Galicia, o era antes mucho más que ahora. Las tascas típicas tenían el suelo de piedra, donde se escanciaba el vino de Ribeiro, tinto o blanco, directamente del barril a unas jarras blancas de porcelana o de barro (menos frecuentes) recubiertas de mimbre. El escanciado y el rebosar de las tazas que vertían constantemente al inclinarlas para beber, mojaban el suelo,humedeciéndolo, lo que obligaba a tener que echar serrín de cuando en vez.
Hace poco tiempo (ahora estoy retomando muchas viejas costumbres, lo cual debe ser fruto de la jubilación y de la nostalgia que dan a la edad las vivencias perdidas) que he vuelto a frecuentar las tascas (con preferencias sobre bares, cervecerías, cafeterías o pubs) sobre todo las viejas tascas "enxebres" (típicas) que a modo de reliquia, quedan en la ciudad, en las que degustar un Ribeiro fresco de barril, acompañado de una "tapa" de empanada, queso gallego, chicharrones o simplemente tortilla de patata, popular en todo el territorio patrio.
Siempre me gustaron las tascas, fundamentalmente por sus "parroquianos", (su público") por el desenfado que reina en el ambiente, por el buen humor, la confraternidad que se estila, la heterogeneidad de edades y clases sociales que comparten el espacio en animada charla... Con el tiempo los clientes asiduos establecen amistad entre ellos y todos con los taberneros o taberneras que los atienden.
Recuerdo muchas tascas de Ferrol, donde nací y donde viví mis primeros años de juventud, de Santiago de Compostela, donde estudie, de Coruña, donde vivo desde 1973... La mayoría han desaparecido impulsadas por otras modas y otro tipo de locales en los que prevalece una decoración o bien con formica y neón estandarizados o bien decoradas con pretensiosa sofisticación que luego repercute o se recarga sobre los precios, ahuyentando la consolidación y fidelidad de la clientela.
* "Morriña". Nostalgia de las tascas de Ferrol.
* "Morriña". Nostalgia de las tascas de Ferrol.
Las tascas que recuerdo con más nostalgia son las de Ferrol, donde la afición al canto de sus moradores y las reconocidas cualidades que tienen para improvisar y sintonizar armoniosamente entre si, gentes que apenas se conocen, les lleva, movidos por la euforia o la nostalgia, a entonar alguna canción, remate que era propicio y frecuente en algunas tascas, a última hora y a puerta cerrada, entre los parroquianos, cuando coincidía que al tabernero le gustaba también la música y permitía a sus clientes disponer de las paredes del local para tener allí depositados sus instrumentos musicales, o si no rápidamente con unas conchas de vieira (que siempre tenían a mano) se iniciaba un "chascarrascas" de acompañamiento. Así, en muchas tascas nacieron entre grupos de amigos y parroquianos auténticas rondallas, todavía vigentes en Ferrol y que tienen su máxima expresión en la "Noche de las Pepitas", víspera del 19 de marzo, en que recorren las calles cantando a las mujeres ferrolanas que celebran su onomástica.
Coincidió que estas semanas pasadas, leí un libro ambientado en Ferrol, titulado "Queso fresco con membrillo", de Manuel José Díaz Vázquez, escritor ferrolano, al que conocí el pasado lunes en el club de lectura que frecuento. Del citado libro voy a tomar unos párrafos sobre lo que acabo de deciros y en lo que coincido con el autor.
Con referencia a las viejas tabernas, mitad tienda mitad tasca, (sitúa la narración en el inicio de la segunda mitad del siglo pasado) las describe así:
"Antesala o prolongaciones de las casas, casinos de los pobres, puntos de reunión social, refugio de maridos dominados por sus mujeres, cavernas de todo tipo de trogloditas, escondite de gente variopinta, eco de noticias...Allí se cantaba, se reía, se reñía, se blasfemaba, se gastaba lo que no se tenia haciendo alardes disparatados; lugar donde se arreglaban asuntos varios, se trapicheaba, se hacia acopio de fuerzas para enfrentarse a la vida con las artifíciales energías que daba el alcohol barato, se olvidaba uno de sí mismo y se perdía, a menudo, la poca dignidad que quedaba, faroleando en exceso: beberse una botella de coñac por una virilidad mal entendida, discusiones estúpidas de matasietes del tres al cuarto... Pero aún así, de este entorno brotaban sentimientos generosos, alegría sincera, leal camaradería, amistades profundas, ayuda desinteresada, dolor compartido, canciones tristes y divertidas..." (pág. 65)Y con relación al gusto y cualidades para el canto de los ferrolanos y ferrolanas, relata más adelante, cuando en la taberna de Enrique el protagonista empieza a cantar, después de "afinar" la garganta con un trago de vino:
"Todos los que allí estaban, las siluetas recortadas en la penumbra, el tabernero Enrique, Antonio, lo secundaron como impulsados por un resorte mágico. Al cantar, cobraban vida como si saliesen de un prolongado letargo; se hacían las voces de primera, la segunda, el bajo, cual si la hubiesen ensayado toda la vida. Lo singular era que un porcentaje muy elevado de habitantes del barrio cantaba bien, sólo de oído experimentado en las tabernas. Los había extraordinarios sin tener ningún conocimiento de solfeo, tanto en el canto como en el tañer y toque de los instrumentos. Si alguien entraba en esos momentos, se unía al coro y seguía la canción en el punto en que se encontrase. Esta afición al canto es propia de ciudades portuarias y militares, y en este caso, con otros aditamentos autóctonos inclinados a la creación y a lo lúdico, dan como resultado un fino sentido musical."(pág.70)
* Mi tasca favorita de Coruña. "La Traída"
No tiene nombre ni rótulo en el exterior, aunque creo que se le conoce por "La Traída". Se ubica en un estrechamiento de la calle Torreiro, en el tramo que media entre la calle Real y la calle Galera. Conocí esta tasca cuando llegue a Coruña en el año 1973 por estar cerca de mi trabajo y frecuentarla de vez en cuando. Luego se convirtió en mi favorita y en la de mi amiga Gelines, ferrolana como yo. Después deje de ir durante muchos años, por diversas circunstancias de ausencia en estos ambientes. Pero como os digo, ahora retomo la costumbre.
Esta emblemática tasca, lleva muchos años regentada por dos hermanas, que se hicieron cargo de la misma al fallecer su padre que era quien mantenía con anterioridad el negocio. Nunca han modificado nada en el establecimiento que subsiste desafiando el tiempo, con el estilo tradicional de barriles y tazas, y con unas tapas de la más rica empanada y queso gallego, amén de los chicharrones, aunque me quedo con lo anterior. Hace poco edificaron en la esquina y creí que iban a tirar este viejo local pero para satisfacción de los parroquianos aún persiste para nuestro disfrute. Estas hermanas le echan mucho coraje y buen hacer. Abren al mediodía (la empanada la ponen casi a las 14 horas, recién hecha y calentita, y con los mejores rellenos. ¡Es buenísima!) y a media tarde hasta una hora prudente.
Os invito a que me acompañéis a tomar "unas tazas" en el interior, un día cualquiera al mediodía.
Coincidió que estas semanas pasadas, leí un libro ambientado en Ferrol, titulado "Queso fresco con membrillo", de Manuel José Díaz Vázquez, escritor ferrolano, al que conocí el pasado lunes en el club de lectura que frecuento. Del citado libro voy a tomar unos párrafos sobre lo que acabo de deciros y en lo que coincido con el autor.
Con referencia a las viejas tabernas, mitad tienda mitad tasca, (sitúa la narración en el inicio de la segunda mitad del siglo pasado) las describe así:
"Antesala o prolongaciones de las casas, casinos de los pobres, puntos de reunión social, refugio de maridos dominados por sus mujeres, cavernas de todo tipo de trogloditas, escondite de gente variopinta, eco de noticias...Allí se cantaba, se reía, se reñía, se blasfemaba, se gastaba lo que no se tenia haciendo alardes disparatados; lugar donde se arreglaban asuntos varios, se trapicheaba, se hacia acopio de fuerzas para enfrentarse a la vida con las artifíciales energías que daba el alcohol barato, se olvidaba uno de sí mismo y se perdía, a menudo, la poca dignidad que quedaba, faroleando en exceso: beberse una botella de coñac por una virilidad mal entendida, discusiones estúpidas de matasietes del tres al cuarto... Pero aún así, de este entorno brotaban sentimientos generosos, alegría sincera, leal camaradería, amistades profundas, ayuda desinteresada, dolor compartido, canciones tristes y divertidas..." (pág. 65)Y con relación al gusto y cualidades para el canto de los ferrolanos y ferrolanas, relata más adelante, cuando en la taberna de Enrique el protagonista empieza a cantar, después de "afinar" la garganta con un trago de vino:
"Todos los que allí estaban, las siluetas recortadas en la penumbra, el tabernero Enrique, Antonio, lo secundaron como impulsados por un resorte mágico. Al cantar, cobraban vida como si saliesen de un prolongado letargo; se hacían las voces de primera, la segunda, el bajo, cual si la hubiesen ensayado toda la vida. Lo singular era que un porcentaje muy elevado de habitantes del barrio cantaba bien, sólo de oído experimentado en las tabernas. Los había extraordinarios sin tener ningún conocimiento de solfeo, tanto en el canto como en el tañer y toque de los instrumentos. Si alguien entraba en esos momentos, se unía al coro y seguía la canción en el punto en que se encontrase. Esta afición al canto es propia de ciudades portuarias y militares, y en este caso, con otros aditamentos autóctonos inclinados a la creación y a lo lúdico, dan como resultado un fino sentido musical."(pág.70)
* Mi tasca favorita de Coruña. "La Traída"
No tiene nombre ni rótulo en el exterior, aunque creo que se le conoce por "La Traída". Se ubica en un estrechamiento de la calle Torreiro, en el tramo que media entre la calle Real y la calle Galera. Conocí esta tasca cuando llegue a Coruña en el año 1973 por estar cerca de mi trabajo y frecuentarla de vez en cuando. Luego se convirtió en mi favorita y en la de mi amiga Gelines, ferrolana como yo. Después deje de ir durante muchos años, por diversas circunstancias de ausencia en estos ambientes. Pero como os digo, ahora retomo la costumbre.
Esta emblemática tasca, lleva muchos años regentada por dos hermanas, que se hicieron cargo de la misma al fallecer su padre que era quien mantenía con anterioridad el negocio. Nunca han modificado nada en el establecimiento que subsiste desafiando el tiempo, con el estilo tradicional de barriles y tazas, y con unas tapas de la más rica empanada y queso gallego, amén de los chicharrones, aunque me quedo con lo anterior. Hace poco edificaron en la esquina y creí que iban a tirar este viejo local pero para satisfacción de los parroquianos aún persiste para nuestro disfrute. Estas hermanas le echan mucho coraje y buen hacer. Abren al mediodía (la empanada la ponen casi a las 14 horas, recién hecha y calentita, y con los mejores rellenos. ¡Es buenísima!) y a media tarde hasta una hora prudente.
Os invito a que me acompañéis a tomar "unas tazas" en el interior, un día cualquiera al mediodía.
"La Traída", en el nº 3 de la Calle Torreiro. Dos macetas a la entrada os pondrán en la pista.
Una de las hermanas, posiblemente preparando alguna tapa.
Encima del barril, tapada con papel, acaba de apoyar una de las empanadas, recién salidas del horno.
Es raro pedir el vino en copa. No se trata de un Ribeiro fresco de barril.
Las paredes están copadas por todo lo que llevan los parroquianos: almanaques, fotos del Deportivo, caricaturas, carteles de fiestas locales de Coruña...
Un cartel de turismo de Galicia, acorde con el ambiente y con la tradición.
Caricatura del Lendoiro, presidente del Deportivo,
club de fútbol.
El público fluye y cambia constantemente. Las tazas se toman también como un paréntesis entre las compras. ¡Está tan céntrica esta tasca!
Mis amigos...
José, Lupe. Gelines (mi amiga de Ferrol desde la adolescencia) y Miguel Angel.
A José, Lupe y Miguel Angel, los conocimos Gelines y yo hace poco, en las excursiones que hacemos con los "Amigos de los Museos de Galicia".
¡Nos encanta venir a esta tasca! La consideramos también un "museo", vivo, que conserva antiguas costumbres.
* Y ahora...
¿Quereis escuchar a la Rondalla Añoranzas de Ferrol (una de las muchas que existen en la Ciudad) en una canción titulada "Añoranzas de Esteiro", barrio de Ferrol en el que se desenvuelve la vida de los protagonistas del libro "Queso fresco con membrillo"?
Libro referenciado: "Queso freso con membrillo". Autor: Manuel José Díaz Vázquez.
Ediciones Atlantis. Narrativa. Primera edición. noviembre de 2006.
Puede adquirirse en: Central Librera de Ferrol.Reseña: Este libro es la primera publicación de su autor, hombre de trato amable y asequible, nacido en Ferrol en 1960 y titulado en Filosofía. Consta el libro de 117 páginas, de fácil lectura, en las que se nos narra , de forma entrañable, las relaciones entre "Mazico" y su nieto, además de otros personajes, testigos a su vez del ambiente de un barrio de clases obreras y populares, donde las tabernas son punto frecuente de reunión e intercambio de anécdotas y experiencias. Dentro de una indiscutible calidad literaria, se suceden relatos llenos de nostalgia y ternura, no exentos de humor. Es un libro para los que les gusta recordar su Ciudad y, en general, el ambiente de una época de postguerra. Ha sido un placer leerlo y conocer a su autor.
_______________________________________________
Anexo. Actualización. 3 de julio 2009
Hoy estuve con mi amiga Rosa (bloguera como yo, de la que ya os hablé en otras ocasiones) y fuimos a "La Traída", mi tasca favorita de Coruña, a tomar unas tazas de Ribeiro y empanada de sardinas. Me llevé un disgusto cuando las dos hermanas que atienden el negocio, Sisa y Mari Carmen, me contaron que los propietarios del local les han instado a dejarlo para poder hacer pisos, dándoles el plazo de un año para abandonarlo.
Sin entrar en temas legales, ni de rentas de alquiler, ni de especulación o presión, o de si tendrán o no derecho a volver a ocupar el bajo con el mismo negocio, encuentro que sería una más de las muchas pérdidas irreparables que de lugares emblemáticos se producen en la Ciudad.
Os dejo un enlace a la noticia que sobre ello ha aparecido anteayer en el diario "La Opinión".
Podeis verla aquí.
Anexo. Actualización .mayo 2010.
La Traida cierra sus puertas. Noticia aparecida en La Voz de Galicia
enlace:
http://www.lavozdegalicia.es/coruna/2010/05/30/0003_8517383.htm
Libro referenciado: "Queso freso con membrillo". Autor: Manuel José Díaz Vázquez.
Ediciones Atlantis. Narrativa. Primera edición. noviembre de 2006.
Puede adquirirse en: Central Librera de Ferrol.Reseña: Este libro es la primera publicación de su autor, hombre de trato amable y asequible, nacido en Ferrol en 1960 y titulado en Filosofía. Consta el libro de 117 páginas, de fácil lectura, en las que se nos narra , de forma entrañable, las relaciones entre "Mazico" y su nieto, además de otros personajes, testigos a su vez del ambiente de un barrio de clases obreras y populares, donde las tabernas son punto frecuente de reunión e intercambio de anécdotas y experiencias. Dentro de una indiscutible calidad literaria, se suceden relatos llenos de nostalgia y ternura, no exentos de humor. Es un libro para los que les gusta recordar su Ciudad y, en general, el ambiente de una época de postguerra. Ha sido un placer leerlo y conocer a su autor.
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Anexo. Actualización. 3 de julio 2009
Hoy estuve con mi amiga Rosa (bloguera como yo, de la que ya os hablé en otras ocasiones) y fuimos a "La Traída", mi tasca favorita de Coruña, a tomar unas tazas de Ribeiro y empanada de sardinas. Me llevé un disgusto cuando las dos hermanas que atienden el negocio, Sisa y Mari Carmen, me contaron que los propietarios del local les han instado a dejarlo para poder hacer pisos, dándoles el plazo de un año para abandonarlo.
Sin entrar en temas legales, ni de rentas de alquiler, ni de especulación o presión, o de si tendrán o no derecho a volver a ocupar el bajo con el mismo negocio, encuentro que sería una más de las muchas pérdidas irreparables que de lugares emblemáticos se producen en la Ciudad.
Os dejo un enlace a la noticia que sobre ello ha aparecido anteayer en el diario "La Opinión".
Podeis verla aquí.
Anexo. Actualización .mayo 2010.
La Traida cierra sus puertas. Noticia aparecida en La Voz de Galicia
enlace:
http://www.lavozdegalicia.es/coruna/2010/05/30/0003_8517383.htm
Anexo: 23 de mayo, 2012
He descubierto en el blog "Música y vino", y en su página publicada sobre "La Traída", el 5 de junio de 2010, de Alfredo Webmaster, copia prácticamente la totalidad de las fotos de esta página, y de las cuales soy autora, sin hacer mención alguna a su procedencia. Esto es como algunos utilizan el trabajo ajeno. Le he dejado mensajes en su blog pidiéndole indique la fuente de las fotos pero ni publica el comentario ni tiene la cortesía de rectificar.