Más de sesenta años, separan estas dos fotos. La primera pertenece a la época de la posguerra civil española (S. XX), la segunda es del nuevo milenio (S. XXI). Ambas niñas tienen en común el instinto maternal y la inocencia.
Ver estas fotos me llena de ternura, pero hoy, contemplándolas, no he podido evitar también la tristeza al pensar en muchas niñas a las que se les ha robado la inocencia y la infancia.
Obra de Salvador Viniegra y Lasso de la Vega. Museo de Las Cortes de Cádiz
El día 19 de marzo de este año, 2012, se celebra el II Centenario de la promulgación, en la ciudad de Cádiz, de la Primera Constitución Española.
Ejemplar de la Constitución de 1812
Creo que este acontecimiento histórico y político es de sobra conocido por su importancia y significación. No solo constituyó un hecho relevante y esperanzador para la España convulsa de la época, que intentaba sobreponerse a la guerra de liberación contra la ocupación de los franceses y sometimiento al Rey José Bonaparte, impuesto por su hermano Napoleón I, sino que la Carta Magna promulgada el 19 de marzo de 1812 en Cádiz, supuso también una revolución ideológica de gran calado al romper con el denominado Antiguo Régimen e instaurar la primera Constitución de la Monarquía Española. En ella se establece por primera vez, y como principios fundamentales, la soberania nacional y la división de poderes, dos hechos que rompen con el poder absolutista que hasta entonces había ejercido la monarquia. La declaración de soberanía nacional implicaba el reconocimiento de que el poder reside en la Nación, no en la Corona.
En su Artículo 1 queda patente, por otra parte, la dimensión ultramarina de esta Constitución al definir que "La nación española es la reunión de los españoles de ambos hemisferios".
Se reconoce también la nacionalidad española, por primera vez, a los mulatos. Artículo 22.
España pasaba a convertirse en un Estado Nacional en el que los territorios americanos quedaban integrados como provincias, atendiendo a la nueva descentalización administrativa y territorial, que afectaba tanto a los territorios peninsulares como de ultramar.
Teatro de la Isla de León donde se reunió la Junta General
La elaboración de esta Carta Magna se debió a la iniciativa de la Junta Suprema General Gubernativa, aglutinadora de las Juntas Provinciales, de corte popular, que surgieron como intento de salvar la nación, ante la situación derivada del abandono del monarca español para residir en Francia y por el sometimiento del pueblo al poder y abusos infligidos por la ocupación francesa. La Junta General convoca, el 24 de abril de 1810, en la Isla de León (hoy de San Fernando) la celebración de Cortes, reuniéndose en el Teatro Cómico de la Isla, remodelado para la ocasión. Para asistir a las Cortes se habían convocado elecciones a diputados, tanto en la península como en los territorios americanos y asiáticos, al objeto de que estos estuvieran representados y se hicieran oír.
Los debates sobre el proyecto de Constitución, iniciados en Cádiz (a donde se desplazaron las Cortes porque la Isla de León ya no ofrecía seguridad) supusieron algo más de un año, pues la representación de diputados era muy heterogénea, en ideas políticas y en los estamentos sociales representados, además de existir dificultades de desplazamiento hasta la península para los de otros continentes, máximo teniendo en cuenta que se iniciaron en pleno asedio de los franceses. Cádiz suponía en esa época el último reducto de libertad ante Francia y un lugar más seguro desde el que poder diseñar un nuevo Estado.
La presencia en los debates de diputados procedentes de los territorios españoles ultramarinos tuvo significativa repercusión, posteriormente, en las ideas liberales que inspiraron los textos de las nuevas constituciones americanas, cuando los diferentes territorios que habían pertenecido a España alcanzaron su independencia.
Los diputados electos a las Cortes de Cádiz, tenían sus debates en la Iglesia de San Felipe Neri, y allí mismo juraron la Constitución, ante el Presidente de la Cámara, D. Vicente Pascual, en un acto solemne previo al de su promulgación, el mismo día 19 de marzo de 1812.
José María Casado del Alisal, recoge este momento en una hermosa pintura, que actualmente puede contemplarse en el edificio del Congreso de los Diputados en Madrid.
El Juramento de las Cortes de Cádiz
La Constitución de 1812, como cualquier hecho histórico contiene luces y sombras, en mi opinión, más luces que sombras, pues supuso un paso importante hacía la modernidad y el desarrollo de los principios liberales que dejarían atrás el Antiguo Régimen y el absolutismo más radical. Luego hubo pasos hacia atrás pues la Constitución duró solo dos años, ya que en 1814, después de su regreso a España, Fernando VII la derogó. Pero los cimientos para hacer avanzar las libertades y los derechos de los ciudadanos estaban ya echados. Cada ruptura con el pasado ofrece la oportunidad de dar un paso hacía adelante. Nada del presente se construye sin los pasos de los que nos han precedido. Entre avances y retrocesos la evolución positiva es innegable.
La soberania nacional, la separación de poderes, el sufragio universal (aunque con restricciones entre otras a las mujeres que no consiguieron el voto hasta la Constitución de 1931), la libertad de imprenta (expresión de las ideas y divulgación), la liberación de ciertos sectores del comercio, los avances en la libertad individual, la inviolabilidad del domicilio, la prohibición de la tortura, concretada entre otras cosas en la supresión del Tribunal de la Inquisición (1813), avances en la libertad individual, etc. etc. Solo queda decir ¡Viva la Pepa!
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Actos conmemorativos de la Constitución de 1812
El Galeón "La Pepa"
Imágenes del Galeón "La Pepa", atracado en el puerto de Coruña, el 29 de septiembre de 2011.
Chela y "La Pepa"
El Galeón "La Pepa" o Galeón "Andalucia" es una réplica de los galeones que hacían la travesía de los océanos entre España y las colonias de ultramar, del tipo de la Nao Victoria que en el siglo XVII hacia la ruta con Filipinas. La construcción se inició a finales de 2008 en Punta Umbría (Huelva) y arbolado en el puerto de Huelva. Contó también, para su equipamiento, con la eficaz participación de diestros artesanos de Valverde del Camino. Ello se hizo posible con la iniciativa y el patrocinio de la Junta de Andalucia y la Fundación Nao Victoria. Se botó en diciembre del 2009.
En principio el galeón se denominó "Andalucía" para representar a esta Comunidad en la Exposición Universal de Shanghái, cambiando luego su nombre por el de "La Pepa", con motivo de participar en los actos conmemorativos del II Centenario de la Promulgación de la Constitución de 1812.
Mide 51 metros de eslora y 11 de manga. Tiene una superficie de 320 metros cuadrados útiles y casi 1000 de superficie vélica. Consta de cinco cubiertas: combés, tolda y castillo, zona noble, cubierta de artillería y bodega.
"La Pepa" zarpó de Cádiz el 20 de agosto de 2011 para visitar diversos puertos españoles, Huelva, Sevilla, Bilbao, Santander, Coruña, etc., como singular embajador, para divulgar los acontecimientos históricos y el ambiente existente en Cádiz en la época en que se celebraron allí las Cortes y se promulgó la Constitución. Después del periplo, ha regresado a la Ciudad gaditana para participar activamente en los eventos conmemorativos del II Centenario de la promulgación de la Constitución, celebrada el 19 de marzo de 1812.
Mapas sobre el Cádiz de la época, exhibidos en una de las cubiertas del galeón "La Pepa"
Al hacer clic en las fotos podéis verlas ampliadas.
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Como final de este reportaje incluyo un vídeo hecho con las fotos de la estancia en Coruña de "La Pepa", esperando que os guste. El fondo musical es la obra "Cádiz" de Isaac Albéniz, pero en una versión moderna y alegre que a mi me ha gustado mucho, pertenece a una edición de "Café del Mar" de Ibiza.
Nota. Septiembre de 2018
El Galeón "La Pepa" visita de nuevo A Coruña, con su inicial nombre: Galeón "Andalucía"
Enlace sobre la Nao Victoria, que también repite visita al puerto de A Coruña en septiembre de 2018.
Hace unos días estuve visitando el Museo Militar de Coruña, con un grupo de la asociación ADAYEUS (universitarios senior). Resultó interesante para mí, conocer y repasar, a través de información y los objetos expuestos, las importantes efemérides de la historia de la Ciudad, así como valorar, una vez más, el papel que en ella desempeñaron destacadas figuras y personajes.
De entre algunas de las obras que alberga el Museo, me fijé en un cuadro, cuya pintura representa a Mayor Fernández de la Cámara y Pita, más conocida como "María Pita", celebre heroína de la Ciudad. Me gustó esa imagen suya que muestra la pintura, muy distinta de la que estamos acostumbrados a ver en otras obras, como, por ejemplo, la de varios grabados antiguos de la época que la muestran en la lucha contra los ingleses, o la de la conocida estatua que preside la plaza porticada que lleva su nombre y en la que se ubica el ayuntamiento coruñés. La estatua, acabada en bronce, del escultor Xosé Castiñeira, nos muestra una María Pita erguida y exultante, empuñando con orgullo la lanza con la que dio muerte al enemigo, un oficial inglés, que yace derrotado a sus pies. Fue su gesta, como la de toda la población coruñesa, una arrebatada y desesperada defensa de la Ciudad, contra la invasión perpetrada por tropas inglesas, el 14 de mayo de 1589, después de varios días de asedio.
Pero la lucha de María Pita no acabó ahí. En los años siguientes, y después de enviudar, se dedicó a pleitear, ante la Audiencia de Galicia y las Cortes de Madrid, por los honores y salario que creía le correspondían por su valerosa intervención en la contienda y la situación que derivó de la misma. La consecución de su propósito, le permitió lograr una paga mensual y el reconocimiento de grado de alférez. La mejora de su situación, reflejada en su rostro y en su porte, es la que traduce la imagen que de ella nos ofrece el cuadro que admiré en el Museo Militar, y que me pareció oportuna para traer a esta página hoy, Día Internacional de las Mujeres.
María Pita. Heroína en la contienda.
Coruña, en tiempos de Felipe II, era un lugar estratégico para el embarque y aprovisionamiento de la Real Armada española hacia las rutas del Cantábrico, Países Bajos y Portugal, así como punto de anclaje y partida de gran parte de las naves de la Armada Invencible dispuesta contra la reina Isabel I de Inglaterra. El país británico ambicionaba, obstaculizar y derrotar la gran Armada del imperio español, a la que consideraba una gran amenaza para sus naves, para lo que Sir Francis Drake, había recibido orden de la Reina para perseguir las naves que restaban de la "Invencible" y aquellas otras que pudieran construirse para reorganizarla de nuevo, evitando que pudiese seguir dando protección a la flota de Indias o intentase un nuevo ataque a Inglaterra. Para ello tenía patente de corso y debería no solo quemar las naves españolas que se encontrasen en Lisboa y Sevilla, sino también tomar las ciudad lisboeta y las Islas Azores, enclave importante en los viajes al Nuevo Mundo y ruta abastecedora de riquezas y materiales, desde aquellas tierras, a los reinos de España y Portugal. La misión asignada por la reina inglesa a los comandantes Drake y Norris, incluía también acudir a las costas de Cantabria con el objeto de destruir la parte de la flota española de la Invencible, que se había refugiado en sus puertos y astilleros para ser reparada.
Drake y Norris establecieron sus propios intereses, y modificaron los planes iniciales que incluía el mandato de la Reina Isabel, intentando llegar cuanto antes a Lisboa para lo que desistieron de ir al Golfo de Vizcaya. Llegados a la altura de Finisterre y creyendo que en Coruña se habían refugiado parte de la flota española llegaron a su bahía dispuestos a quemarla y saquearla. Otro tanto intentaron hacer con la Ciudad, a penas abastecida de tropas y armas, cuyos habitantes se pertrecharon en el interior de sus murallas. Los ingleses se dispusieron a sitiarla y apoderarse de ella. Esto sucedía en mayo de 1589.
La salida de la Real Armada había dejado la Ciudad, como el resto del reino de Galicia prácticamente sin soldados y sin munición, por lo que la defensa de Coruña se planteaba a toda vista como una gesta heroica o de segura derrota.
Los ingleses consiguen abrir una brecha en las murallas de la Ciudad y se adentran en ella. Toda la población se dispuso (ante la escasez de armas y soldados) para contribuir, con todo el arrojo de que eran capaces sus hombres y mujeres, a deshacerse del enemigo, aportando sus bienes, víveres, enseres y todo cuantos útiles y pertrechos sirviesen como parapeto y defensa. A punto de capitular y cuando un oficial inglés clava en lo alto de la Ciudad su bandera, María Pita, que acaba de perder a su marido en la contienda, arrebatándole la lanza da muerte al inglés, a la par que desclava la bandera y, al grito de "Quien tenga honra que me siga", enardeció a la maltrecha población, la cual, cobrando nuevos brios, arremeter de nuevo contra los ingleses hasta conseguir que abandonasen la Ciudad.
Así la historia, más o menos. No se sabe a ciencia cierta con qué arma Maria Pita mató al oficial, si era la de éste o la de su marido muerto en combate, y la frase, puesta en su boca, fue conservada y divulgada por la tradición oral. María Pita, representa desde entonces la unidad de una población que, heroicamente, lucho para conservar su identidad ante la amenaza de ser conquistada por fuerzas enemigas, y en la que las mujeres tuvieron un papel muy destacado. Dicen las crónicas: ..."y algunas de las dichas mugeres teniendo e poniendo con murriones y picas en las manos... ayudando a los maridos y a las mas gentes...; y el día que se dio el asalto general y que se dio en la bateria y se rompieron las minas, las dichas mugeres fueron de mucha importançia, muchas dellas peleando baronilmente..."
El pueblo de Coruña ha hecho de María Pita un símbolo de identidad por su amor a la Ciudad. Al pie de su monumento, en el corazón de la Ciudad, un pebetero la honra manteniendo una llama encendida durante todo el día.
María Pita. Reivindicadora de igualdad y justicia.
El carácter combativo y contundente de esta mujer, que tenia alrededor de 25 años cuando luchó en Coruña contra los ingleses, se demostró también luego a lo largo de los años, en el empeño y tesón que puso para pleitear por el reconocimiento de honras y compensación económica a la que consideraba tener derecho por su valerosa intervención en la contienda, en la que perdió marido y bienes, además que de tener cuatro hijos a los que cuidar, alimentar y procurar un futuro. Lo exigía además, en igualdad con los honores y salarios otorgados a los militares varones.
María Pita presentó sus méritos solicitando las honras que creía merecer, recurriendo a la pesada y lenta burocracia a través de la presentación de numerosos memoriales para el inicio de expedientes y su incoación ante la Cámara Real. Llegó incluso, en 1596, a desplazarse a Madrid para hacer gestiones personales ante los consejeros reales de las Cortes de Felipe II y más tarde de Felipe III, pues su voluntad de lograr los honores y salario, que juzga merecidos, era inquebrantable.
Después de hacerse escuchar, el 4 de septiembre de 1596, le conceden licencia para exportar 300 mulas a Portugal. El 28 de octubre añaden a su licencia, 200 más pero a ella no le parece suficiente e insiste hasta conseguir que le autoricen la exportación de 1000 mulas. En 1597 reitera la prórroga de la exportación de mulas y solicita la licencia para exportar también a Portugal 1000 carros de madera. Posteriormente demanda un sueldo y le conceden una pensión de cinco escudos, pero ella consigue, en base a sus necesidades familiares, que dicha pensión se le amplíe en tres más, pasando la Infanteria a abonarle, mensualment, ocho escudos.
Preparando el futuro de sus hijos solicita para ellos un puesto como oficiales de Artilleria, cuando cumplesen la edad reglamentaria, y para sus hijas una vara de aguaciles en los ayuntamientos de Betanzos o Coruña.
Después de su estancia en Madrid, que duro más de diez meses, tuvo que reclamar ante el Consejo de Guerra, la pensión que se le adeudaba en Galicia por el tiempo que estuvo ausente, 102 ducados y dos reales, además de un año y medio de atrasos que también se le debia. No solo consigue cobrar lo que se le adeuda sino además que le aumenten su pensión mensual hasta 10 ducados, justificándola por sus mérios y pertenencia a la Infanteria, en igualdad con los varones de su categoría.
María Pita que pleiteó incansablemente, ante las Cortes y la Audiencia de Galicia, primero para obtener recompensa y pensión por sus méritos en la lucha contra las tropas de Drake, y después para poder mantener sus bienes y negocios personales, así como el patrimonio de su familia, enfrentándose a quienes fuera necesario, o se le opusiera como su enemigo, con arrogancia y desafio. Brava mujer.
Una consideración en el Día Internacional de la Mujer.
Hace tan solo una semana, leía en la prensa las desigualdades salariales, que encuentran todavía las mujeres de este siglo en el desempeño de su trabajo, para obtener igual salario que los hombres. Decía exactamente un titular de prensa que "En Galicia, las mujeres tienen que trabajar 53 días más que los hombres para ganar igual" , y que "La brecha salarial sigue estando presente a la hora de contratar en toda Europa". Y, en relación con España, que "Las distancias salariales están presentes en todas las autonomias. Las mujeres, a igual trabajo, perciben entre un 20% y un 30% menos que los hombres." En otro párrafo, "Se da la circunstancia además de que el 33,4 % de las mujeres perciben ingresos menores o iguales al salario mínimo, mientras el porcentaje disminuye en el caso de los varones al 21,9%"...
Cualquier tipo de discriminación o desigualdad salarial o de otro tipo, no hay que esperar a que nos la resuelvan los demás. Hay que denunciar, hay que reclamar, hay que insistir, individual y colectivamente si hace falta. Pero poner empeño y tesón en ello, como hizo María Pita, en reclamar lo que consideraba sus derechos y que finalmente consiguió. Ya conocéis el refrán: "El que no llora no mama".