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9 de enero de 2017

Lo cotidiano.





¡Vuelta a la normalidad, del día a día!



No es de ahora. Siempre me han gustado los días laborables, con los establecimientos abiertos, los servicios funcionando, con  todas las personas "en su sitio", asequibles, disponibles, localizables... Tener así mayor posibilidad de sortear los problemas inesperados, las urgencias, los desastres, la soledad...

Eso no quiere decir que no me haya entusiasmado también romper la monotonía, aceptar ciertos imprevistos en el ámbito de las relaciones sociales, los desafíos profesionales, los viajes, la aventura, los nuevos conocimientos, las situaciones sorpresa... Pero solo como un descanso a la rutina, por elección voluntaria  y por poco tiempo. Nunca viví lo que muchos llaman el trauma post-vacacional,  siempre volví feliz al trabajo y a  la vida cotidiana después de un período de descanso. 

Me gustan las pequeñas cosas de cada día: Mi regular desayuno, salir de compras, trasladarme en  autobús y compartirlo con otros ciudadanos, preparar la comida, hacer la sobremesa en mi butaca, rodeada de la música y los libros que me interesan y motivan, encontrarme con amistades y  antiguos compañeros de trabajo, ver, mientras ceno, el telediario de la noche  y el parte meteorológico, mirar por la ventana antes de acostarme y observar si el entorno guarda tranquilidad, mirar las fotos familiares que me acompañan en el dormitorio y dedicarle un recuerdo a los ausentes, sintonizar en el antiguo aparato de radio mis programas favoritos y... ¡acostarme en mi cama!  Coger el sueño esperando un nuevo día y, a la mañana siguiente, agradecer despertarme.

Todo aderezado  de pequeñas cosas agradables: sentir las risas de los niños de las casas vecinas por el patio de luces, verlos salir para el colegio, observar a los mayores sentados o paseando por los parques, en animada plática con amigos o cuidando de los nietos, ver a las parejas cogidas de la mano, disfrutar del vuelo y el trino de los pájaros, percibir como los árboles y las plantas de los jardines reflejan los cambios de estación, presenciar la llegada o salida de  los barcos en el puerto, soñar con  lugares y  gentes que viven en otras orillas... ¡Soñar siempre pero sin dejar de vivir!




18 comentarios:

Genín dijo...

Si, sobre todo, después de unas fiestas mas o menos agitadas como las que acabamos de pasar, el retorno a la vida normal se agradece mucho, te comprendo, a mi me sucede lo mismo... :)
Besos y salud

Emilio Manuel dijo...

Querámoslo o no siempre vivimos con lo cotidiano, solo que cada uno entiende la cotidianidad de manera diferente.

Un abrazo

Chelo dijo...

La verdad es que después de tanta fiesta se agradece volver a la normalidad.

Un abrazo

Mª Jesús Muñoz dijo...

Puedo comprobar en tu nuevo post que, eres una jubilada jubilosa, que te gusta disfrutar de la vida y compartir lo que haces...También yo he disfrutado leyéndote y sintiendo la vida a tu alrededor, Chela
Mi abrazo y mi cariño.
M.Jesús

Chela dijo...

Genín:
Siempre me gustaron los días laborables por los motivos que expliqué, pero ahora de mayor, mucho más, ¡ya no estoy para sobresaltos, prisas o sorpresas que no pueda controlar! ja, ja, ja...
Las novedades que disfruto son las de asistir a buenos conciertos, ir al cine de vez en cuando ponen alguna película que me motiva, asistir a conferencias y exposiciones, quedar con amigos o familiares…
Un abrazo en estos días tranquilos.

Emilio Manuel:
Tienes mucha razón en los que dices. En el lado negativo están muchos que no quieren ver, o no son capaces de percibir, la felicidad que encierran las cosas pequeñas y cotidianas, y se esfuerzan por crear situaciones "extra", por encima de sus posibilidades, manteniendo un consumismo exagerado, aparentando un nivel que no tienen, obsesionados por sentirse el eje de casi todo, que pasan la mayor parte del tiempo posible en la calle, alternando, gastando... Personas que no saben estar a solas consigo mismas sin sentir vértigo o aburrimiento, incapaces de captar la felicidad íntima, a menudo gratuita, proveniente del cultivo de la sensibilidad y de las emociones nobles, y sobre todo de personas próximas a nosotros a las que no siempre dedicamos la atención debida.
Un abrazo.

Chelo:
Las pasadas Fiestas tuve ocasión de pasar muy buenos ratos familiares, que siempre agradezco muchísimo, pues no son todo lo frecuentes que me gustaría, por razones varias que no puedo solventar fácilmente, entre otras la distancia por residencia.
Pero claro, en estas fechas las fiestas se acumulan y la vuelta a la normalidad se hace deseable, sobre todo físicamente.
Un abrazo muy cariñoso.

María Jesús Muñoz:
Gracias por tus palabras. Ciertamente disfruto de la vida, he cultivado tanto la relación con el entorno cotidiano que a veces me sorprendo a mi misma, sintiendo los latidos de mi corazón, emocionada con un relato literario, cuando al llegar a casa, o levantarme, veo que ha florecido la planta de un tiesto al que he dedicado mis desvelos, al mirar el mar un día de oleaje, cuando junto al asfalto descubro un atisbo de la naturaleza revelándose a perecer, cuando las notas musicales de una composición, me transmiten un no sé qué especial, generando un vínculo invisible, de total sintonía con el autor, cuando miro un cuadro... cuando…
Mi cariño, con un abrazo.

CHARO dijo...

Yo también estaba deseando volver a la tranquilidad de la vida cotidiana pues tanta fiesta seguida desgasta bastante........me ha encantado tu descripción de la vida cotidiana que es precisamente la que a mí me gusta.Besicos

H. Darío Gómez A. dijo...

Querida Chela: Hablando de rabdomantes, te percibo como una clase de zahorí que, dejándose guiar por el solo instrumento de su sensibilidad, sabe detectar y quedarse con lo que en verdad vale la pena de lo cotidiano: una suerte radiestesista (si cabe el término)del buen gusto.

Airblue dijo...

Yo a eso lo llamo felicidad. Lo cotidiano es lo que nos mantiene vivos, a mi al menos las fiestas me acaban cansando y estoy deseando que terminen. Me gusta tu día a día, sabes sacar el jugo al más mínimo detalle y no te aburres nunca. Gracias por compartir un pedacito de tu vida con nosotros.
Mis mejores deseos para este año, Chela, ojalá este verano pueda volver a verte.

Francisco Espada dijo...

De lo que transcribes de tu día a día, se deduce una vida apacible e interesante, sin sobresaltos, con interés por las cosas fundamentales... Mi reconocimiento y felicitación.

Un fuerte abrazo.

Abuela Ciber dijo...

Asi es Chela siempre es bueno tener acojedores sueños
Cariños

Amelia dijo...

Querida Chela: Esa cotidianidad del día a día, que tan bien describes, es estar viva y disfrutando de las pequeñas cosas.

Para mí, la mejor forma de conocer a una ciudad es cuando la descubrimos en su trajín diario y no en las grandes fiestas y celebraciones.

Un fuerte abrazo

Chela dijo...

Charo:
Me alegra que a ti también te guste la vida cotidiana. Yo este año no me cansé de las Fiestas, porque me gustó eso de que fueran justo el fin de semana y sin "puentes" (esto le habrá hecho menos gracia al que los necesita para desplazarse fuera del lugar de residencia) porque así dio cierto tiempo a la recuperación entre Fiesta y Fiesta.
Un cariñoso abrazo.

Darío Gómez:
Me encantan las palabras, etimológicamente interesantes, que me aplicas, sobre todo la de "zahorí", heredada de los árabes y que suena muy bien. Ahora no creo tener esas facultades, pero de niña y adolescente era un poco adivina, lo escudriñaba y observaba todo, ansiando descubrir el secreto y el mensaje de las cosas.
Un abrazo lleno de afecto.

Airblue:
Tienes mucha razón al asociar la felicidad con el saber vivir de la cotidianidad. En nuestra historia vital hay un porcentaje mucho mayor, con diferencia notoria, de días normales que de extraordinarios, y la suerte es que si se saben valorar las cosas pequeñas, lo extraordinario se vive con mucha más intensidad que n que lo que supone para otras personas. Pero también esto tiene a veces su contrapartida y es la de sufrir por detalles y circunstancias que otras personas pasan por alto.
¡Ojala fuera verdad que pudiéramos tener algún nuevo encuentro dentro de este nuevo año! Un fuerte abrazo para ti y para José.

Felipe Tajafuerte dijo...

Siempre es agradable volver a lo cotidiano, y más ahora que no tenemos la obligación del trabajo y todas nuestras actividades son voluntarias. Ya sabes que me gusta mucho viajar, pero prefiero que el viaje no dure más de una semana porque de lo contrario añoro mi sofá y el hueco de mi cama. Un abrazo, Chela

unjubilado dijo...

Antes me gustaba que llegara Navidad, Fin de Año y Reyes, pero ahora prefiero la tranquilidad de los días normalitos, esta mañana he estado con antiguos compañeros de trabajo todos jubilados, ya nos habíamos visto el día cuatro y es que todos los miércoles nos reunimos, para almorzar juntos y recordar viejos tiempos.
Hoy uno ha dicho, "Menos mal que se han terminado las fiestas" ya estaba hasta las narices, de las felicitaciones, los regalos, las comidas y cenas, reuniones familiares...
Un cariñoso abrazo.

Maluca dijo...

Me ha gustado conocer un poco de tu "día a día". Creo que estas pequeñas cosas rutinarias y magníficas se aprecian más a cierta edad: la nuestra.

Chela dijo...

Francisco Espada:
Poco más o menos mi vida actual transcurre como dices, tranquila, evitando sobresaltos e interesándome por seguir la marcha de las cosas, exposiciones (ayer estuve en una), buen cine (la semana pasada), clases de inglés, conciertos de la sinfónica... Entre una cosa y otra, consultas y revisiones médicas que ahora ya nunca faltan en mi agenda ya que las varias cosas que tengo son crónicas y degenerativas y van agravándose con los cumpleaños. Pero aunque ya no puedo hacer todo lo que deseo me empeño en disfrutar de lo asequible, lo cotidiano.
Gracias por tu felicitación, un fuerte abrazo.

Abuela Ciber:
Sabes lo mucho que me agrada recibir tus fieles visitas a mi casa virtual, desde la que sueño con esas orillas, de otros continentes, donde estáis personas amigas, como tu.
Un cariñoso abrazo, Abu.

Amelia:
Coincido contigo en lo referente a conocer otras ciudades. A mi también me gusta conocer los lugares, y a las personas, en circunstancias normales de la vida diaria, ¡todo es más natural y MAS AUTÉNTICO!
Recibe mi cariño, con un fuerte abrazo.

Chela dijo...

Felipe Tajafuerte:
Cuando trabajaba me gustaba que los viajes duraran lo más posible. El mejor fue el que realicé un mes entero de vacaciones, con un recorrido en coche, barcos, tren y aviones, desde Austria, por Alemania, Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia, y de regreso, norte de Alemania otra vez, Holanda, Bélgica y Francia. ¡Una gozada!
Ahora me pasa lo que a ti, no deseo que mis viajes duren más de una semana. En mi caso lo achaco en parte a que físicamente no tengo la misma resistencia para desplazarme de un lado a otro.
Un abrazo.

Unjubilado:
Reunirse con amigos y antiguos compañeros es para mí de las cosas más agradables, quizás porque nos gusta recordar las "batallitas" vividas de épocas felices. A partir de mediados de este mes empezaré con comidas de Carnaval, que en Galicia celebramos mucho. Lo que no creo es que vaya, como otros años, a visitar los celebres Carnavales de las provincia de Orense y Lugo, pues ya me resultan un poco agitadas de más.
Bueno, disfrutemos del día a día, que no es poco. Un cariñoso abrazo de amistad, la primera que tuve al asomarme a la blogosfera. Pronto va a hacer 10 años.

Maluca:
Es verdad que de mayores, los horizontes se acortan, las metas también, y por consiguiente nos centramos más en lo inmediato, lo próximo, lo conocido, lo afectivo, las relaciones humanas y las pequeñas cosas permitidas y fáciles.
Un cariñoso abrazo.

Mariaisabel dijo...

Buenos días, querida Chela!
Leo tu post y me veo algo reflejada. También me gustan los días laborables, con sus comercios abiertos, compartir un café con las amigas, un poco de tv, hasta una pequeña cabezadita después de comer sentada en el sofà, disfrutar de pequeñas grandes cosas como es ver el mar. El mar es mi gran pasión, que haría yo sin el mar?
Que bonito lo has escrito todo!
Por cierto, recibí un email tuyo hace tiempo y te contesté. Lo recibiste?
Un gran abrazo!
Mariaisabel